No fue hasta el año 2004 que decidí hacer mi primer viaje solo. Para ese entonces trabajaba en publicidad digital y me tocaba ir a Argentina a conocer un grupo digital que estaría colaborando con unos proyectos. En aquel momento todavía las redes sociales no eran la orden del día ni los teléfonos inteligentes, por lo que viajar era un poco más difícil que ahora, al igual que conocer personas durante un viaje. Tenía solo el boleto de ida, pues no sabía que esperar y no quería amarrarme a una fecha de salida. Había estimado que tal vez estaría máximo 2 semanas. Ese estimado me falló y mi estadía se extendió a casi un mes.

Llegué con un montón de miedos, pues cada vez que quieres hacer algo fuera de la zona cómoda, los comentarios que regularmente escuchas de la gente cercana son historias de terror que van desde el tráfico de órganos hasta robos, secuestros, terrorismo y otros. Lo curioso de todo esto es que la mayoría de las personas que nos meten ese miedo son gente que no ha vivido nada de eso, que solo toman lo que ven en películas o escuchan en noticias. La realidad es que ese viaje y todos los que hice después me enseñaron innumerables cosas de las cuales te contaré aquí las 4 principales.

Aprendí a confiar
Cargamos demasiada desconfianza en lo que nos rodea y vivimos pensando que en la zona desconocida solo hay crimen y maldad. Inclusive en la zona conocida siempre andamos con la guardia puesta, esperando a la persona malintencionada que vendrá a tratar de hacernos daño. Lo que no nos damos cuenta es que este tipo de pensamiento atrae precisamente a ese tipo de persona. A veces cuando tratamos de evitar algo terminamos provocando que pase. Algo que me enseñó este viaje fue precisamente a confiar, a darle la oportunidad a las personas que no conozco, a no juzgar. Obviamente siempre con juicio y usando el sentido común, pero dándome la oportunidad. ¿Qué gané? Un montón de nuevos amigos. ¿Qué aprendí? Lo que equivocados que muchos están del mundo.

Desenvolverme ante cualquier situación
En los viajes que hacía solo no tenía una agenda programada, ni excursiones, me lanzaba a explorar por mi cuenta, a perderme. Aprendí a descifrar mapas, a entender los sistemas de metro, a preguntar y a pedir ayuda. Es un mega taller de solución de problemas en la vida. Cuando aprendes a moverte en un país del cual no conoces, empiezas a aplicar esas estrategias en otras situaciones de tu vida.

Ser más social
Pienso que viajar solo saca el lado extrovertido y social hasta del ser más tímido del planeta. La socialización es una necesidad, pues a nadie le gusta estar sin hablar con nadie, si tener gente a su alrededor. Por más tímido que seas, ya al tercer día empezarás a buscar la manera de llegarle a gente. Empezarás a sentarte en el bar y hablarás con el bartender o con los que se sientan alrededor. Empezarás a preguntarle a la persona que tienes al lado en el bus, de dónde es o hacia dónde se dirige. Tus búsquedas en google incluirán temas tales, cómo romper el hielo en una conversación, cómo conocer gente cuando viajas, entre otros. Luego aprendes que lo peor que puede pasar cuando trates de hablarle al alguien es que te respondan de manera cortada y que lo mejor que puede pasar es que llenes tu vida de amigos de todas partes del mundo.

Los miedos son enemigos de las emociones
Pienso que esta fue la mayor enseñanza que me ha dado no solo viajar solo, sino hacer cosas que están fuera de mi zona de confort. Tan pronto le das espacio a tu mente a pensar en lo malo que te puede pasar si te arriesgas, ya desde ese momento perdiste. No hay nada que debe aterrarte más que a vivir una vida a medias; llegar a una edad en donde no tengas ni la salud ni la fortaleza de hacer lo que hoy puedes hacer. Teme, pero teme con todo tu ser de que llegue un momento en tu vida en donde te arrepientas de lo que no hiciste y que ya no puedas hacerlo, pues el tiempo no vuelve, ni se recupera. Si no hubiese hecho nada de lo que ha conllevado un riesgo en mi vida, no hubiese vivido ni la mitad de las mejores historias de mi diario. Te aseguro que hoy no me ganaría la vida haciendo lo que más amo.

Es importante entender que viajar solo no significa que estarás solo. Viajar solo es una travesía de no depender de otros para realizar tus planes; es abrirte a permitir que gente que no conoces entre a tu vida; y entender que tu felicidad solo depende de ti. ¿Te gustó este escrito? Compártelo y ayuda a que otros salgan de su zona de confort. #viajacoño

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