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Si existe un lugar que pueda ofrecerte una experiencia cultural espiritual fascinante, ese lugar se llama Varanasi.

Luego de haber estado dos semanas en el paradisiaco y relajado estado de Kerala, llegué a la espiritual ciudad de Varanasi. Tengo que aceptar que al llegar aquí mi primera impresión no fue la mejor. Mi hotel estaba localizado en la orilla del río Ganges y ningún vehículo puede llegar allá, por la congestión de personas tan abrumante que hay en las calles, una vez te acercas a la zona comercial, que está llena de tiendas, vendedores ambulantes, vacas, entre otros. Así que debes quedarte en la entrada del pueblo y caminar unos 15 minutos hasta llegar al río. Cuando me bajo del taxi, lo primero que digo es “que diablos hago aquí!”. No podías casi caminar por sus calles, por la cantidad de gente que hay, todos tratando de que entres a su tienda comprar, de que le des la oportunidad de llevarte al hotel o de ver otro hotel que tal vez te guste más. Me costó trabajo encontrar la paz en la ciudad más sagrada del Hinduismo.

Las calles congestionadas de Varanasi
Las calles congestionadas de Varanasi

 

El insoportable calor de sobre 100 grados, combinado con mi mochila y el gentío abrumador, solo me motivaba a tomar un taxi de vuelta e irme a otra ciudad. Todo era muy sucio, vacas caminando por la calle, estiércol por todos lados, en fin toda una pesadilla. Al llegar al río, la locura no paraba, allí la suciedad era evidente igual, las personas que trataban de hablar conmigo, comenzaban con un saludo de mano, que se convertía en un masaje corporal, no solicitado, con el fin de ganar un dinero extra, los vendedores, los pescadores continuamente ofreciendo sus servicios de paseo en bote, entre muchos otros, no ayudaban a que deseara quedarme allí. Aún así, decido continuar la búsqueda del hotel que había reservado porque realmente quería darme la oportunidad de entender la ciudad, de vivir lo que ya había leído sobre ella.

Continúo caminando y veo como personas van cargando cuerpos muertos enrollados en sábanas para cremarlos en fogatas frente a templos y más personas tratando de masajearme o cortarme la barba o el pelo allí en la calle con poca o nada de salubridad.

Finalmente, llego al hotel Alka, tan sudado como un atleta acabando de terminar de entrenar. Por suerte, el hotel era muy decente, limpio y bien localizado justo frente al río. Me ducho, me acuesto en la cama unos minutos para calmar el stress y decido ponerle onda al asunto. Ya estoy allí, me gusta la aventura y sentía que aunque mi primera impresión fue pésima, podría encontrar la magia que hacía ese lugar uno de los lugares más sagrados del mundo.

Vista de mi habitación en el Hotel Alka
Vista de mi habitación en el Hotel Alka

 

Salgo de la habitación con la mejor actitud, ya conocía todos los trucos, así que ya no le daba la mano a nadie que me la extendía sin motivo alguno porque sabía que luego, esa mano no me pertenecería, ni el brazo, ni la espalda…por ahí vendría el gran masaje; simplemente le decía “don’t worry, no massage, thank you”. Ya podía ver la diferencia entre lo que era tierra y lo que era estiércol y vi la ciudad más allá de lo que podría incomodarme. Hablaba con los pescadores que me ofrecían paseos en botes y les dejaba saber que no estaba interesado, aunque tuviese que repetirlo decenas de veces a cada pescador.   Me senté en uno de los escalones del Ghat principal y simplemente observé. Realmente eran todos inofensivos, no había peligro o inseguridad, solo que ante la escasez de oportunidades, buscaban la manera de ganar dinero. Al rato me encontré con Pedrito, un blogger que conocí en Kerala y que de casualidad estaba allí también.  Nos fuimos a caminar por todo el río, a ver los templos, las ceremonias, las calles y a sentir la verdadera magia del lugar. En este momento, ya sentí la paz y la magia que no sentí al llegar; y que mi actitud negativa no me dejaba sentir.

Uno de los elementos que más me impresionó de la ciudad fue el tema de las cremaciones constantes frente a los 2 templos principales a orillas del río. Eran más de 8 fogatas, que constantemente estaban quemando cuerpos de personas que fueron allí a Varanasi a morir.   Ves cómo cargan los cuerpos enrollados en sábanas, hacen un ritual y luego, acomodan el cuerpo en la fogata. Se trata de que el río Ganges, se considera sagrado y es personificado por la diosa Ganga. Se cree que bañarte en sus aguas causa el perdón de tus pecados y facilita la liberación del ciclo de la vida y la muerte.   Por siglos los fieles del Hinduismo han buscado la liberación del ciclo de la vida, muerte y reencarnación, muriendo en Varanasi o cremando sus cuerpos en los templos alrededor del río Ganges. Fieles no solo de India, sino que de otras partes del mundo vienen a Varanasi cuando tienen una enfermedad terminal, para morir allí y de esta manera asegurar su salvación. Tanto en las noches como al amanecer puedes apreciar las ceremonias religiosas en los Ghats principales frente al río.

Ghat en Varanasi
Ghat en Varanasi

 

Al día siguiente me desperté a las 5:00am para ver el amanecer, mientras ocurría la ceremonia mañanera (conocida también como Aarti). Luego, tomé un paseo en el bote del pescador Asmir, el cual estaba acompañado de su pequeño de 8 años. Asmir llevaba dedicándose a navegar por el río toda su vida y era una profesión que venía de generación en generación. El niño, que también remaba en ocasiones, estaba siendo preparado para continuar con la tradición familiar. Al atardecer recogí mi equipaje para ir a Delhi en donde emprendería mi travesía en Bus a la ciudad de Agra para ver el famoso Taj Mahal.

Amanecer en Varanasi
Amanecer en Varanasi

 

Navegando al amanecer en la mañana en el río Ganges
Navegando al amanecer en la mañana en el río Ganges

 

En conclusión, Varanasi me enseñó lo poderosa que puede ser la fe y que las historias son tan ciertas como tu fe te lo permita. Si me hubiese dejado llevar por mi actitud negativa al llegar, me hubiese perdido de una de las experiencias más enriquecedoras de viaje que jamás he vivido. Varanasi, cuando te das la oportunidad, tiene una magia que las palabras no pueden describir, es una sensación que va más allá de turismo, de conocer o aventurar; es algo que independientemente cual sea tu creencia, te hará sentir que hay una vida después de la muerte.

Esta entrada tiene 7 comentarios

  1. Rustika Rustika

    Así es. Me remontaste a ese lugar nuevamente y es totalmente cierto lo que cuentas, yo también lo viví. Solo que yo iba ya preparada para lo que me iba a encontrar. Ha sido el lugar más fascinante de mi vida

  2. Annette

    Fascinante relato. Espero poder leer más de tus experiencias de viaje. Gracias por compartir.

  3. Soleam Medina

    Impresionante tu relato, aunque ya conocía los datos fue mágico como lo contaste, fue como si yo hubiese estado allí y haber pasado toda la travesía. Uno de mis sueños mas grandes es conocer India, pero en los últimos años he sentido que quizás no valga la pena, he escuchado tantas cosas malas y tristes que pasan con las féminas que no sé…
    Creo que en otra vida nací allí.

  4. Ivette

    Tuve el privilegio de visitar a Varanasi,la verdad que fue impresionante,al leer tu artículo volvi a vivirlo,a pesar de todas esas cosas negativas que nos encontramos ,pero no me arrepiento ,fue una experiencia maravillosa,que volveria repetirla.Gracias por contarnos lo que vivistes en ese lugar.

  5. luz

    Buen articulo !!!

    1. Arnaldo Santiago

      Gracias Luz!

  6. Jomarie

    Me encantó tu artículo. Me recordó a mi experiencia cuando fui a India. Yo fui con un grupo del programa de maestría de universidad. Era la única hispana en el grupo. Cuando estuvimos por allá la personas se quejaban del calor, el sucio, los olores, la gente. Mi actitud era, «¿Tienes calor? Pues recuerda que estás pasando calor en India! ¿Las cosas huelen raro? Sí, huelen raro, POR QUE ESTAS EN INDIA!» No digo que no pasé calor ni momentos incómodos pero, eran momentos en otro lugar; un lugar que nunca imaginé que iba a visitar. Lo más gracioso del viaje fue cuando llegamos al hotel/hospedaje. Cuando entramos a los cuartos y vimos los baños no había separación de la ducha y el inodoro. Y los del grupo se preguntaban porque había un cubo con una tacita en la ducha. Gracias a mis experiencias de racionamiento de agua en Puerto Rico les tuve explicar que eso era para un «bucket shower», si no hay presión de agua, llena el cubo y te bañas. También les tuve que explicar lo que eran las cobras para los mosquitos y los plugs de Raid con la pastillita azul. Al fin del viaje creo que fui la única del grupo que dije que volvería a India. Bueno o malo, son experiencias. Son cosas que no muchas personas tendrán la oportunidad de ver, y por más que trate de explicarles no me entienden. Solo los que han ido allá saben. Ahora me gustaría ir a Varanasi y ver otras áreas de India; y otras partes del mundo.

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